
"En las primeras etapas de introducción
de una nueva tecnología, siempre hay demasiado optimismo que muchas
veces acaba en desilusión. La burbuja de las puntocom a comienzos del
siglo dejó a muchas personas reconsiderando el papel y la viabilidad
económica de las actividades online. Aún estamos viendo esos efectos.
Sin embargo, con el tiempo, las empresas tradicionales irán
implementando el aprendizaje automático para mejorar sus negocios", ha
añadido Sorensen, que ha desarrollado proyectos para compañías como
Microsoft, Google, Orange o Intel, entre otras.
Para mostrar la dificultad de afrontar
estos cambios, este matemático de formación ha recordado otros momentos
clave de la historia económica: "Imagínense en la primera revolución
industrial lo que supuso convertir las granjas en fábricas. Era algo
posible, pero no sencillo, y llevó su tiempo.
Ahora el principal desafío
en muchos casos significa que las empresas dejan de ofrecer bienes para
vender servicios, para lo que necesitan que los clientes se casen con
ellos".También ha recordado cómo incluso las
tiendas de aplicaciones de los teléfonos inteligentes tardaron diez años
en consolidarse. De la misma manera, ha advertido que la popularización
de la inteligencia artificial, la computación en la nube o el big data
llevará su tiempo. "Aún se están explorando los usos que ofrecerá el 5G
en muy distintos sectores, cómo el Internet de las cosas y la
sensorización ayudarán en las fábricas y en cuanto se vean claros sus
beneficios no tardará en extenderse su uso", ha añadido.
Sorensen ha advertido que, de todas
formas, la creencia de que la inteligencia artificial va a llegar a
todas las actividades humanas y de que ésta será capaz de hacer todo
mejor que nosotros hacemos es algo aún muy lejano.
"No obstante,
entender esas nuevas relaciones simbióticas con los robots colaborativos
o co-bots nos van a llevar a nuevos debates, por ejemplo, sobre la
redistribución de la riqueza del capital, ya que resultará cada vez más
difícil extraer valor del trabajo humano. El día que los robots puedan
hacer cualquier cosa, dejaremos de ser lo que somos ahora", ha añadido.
En ese sentido, ha matizado que no vamos hacia una batalla -ni laboral
ni de ningún tipo- con los robots, sino a ampliar esos entornos de
colaboración compleja entre esas máquinas y los humanos.
Una estrategia digital para sobrevivir
Por
su parte, Will Venters, experto en ecosistemas digitales en la London
School of Economics, ha afirmado que "algunos sectores de la economía
como las finanzas, las empresas de logística o la venta al por menor que
no tengan una estrategia digital no sobrevivirán". Preguntado sobre
cuál es la tecnología con mayor peso en esa estrategia -inteligencia
artificial, nube, análisis de datos...-, ha respondido que "eso es como
preguntar si el motor, las ruedas o la gasolina son importantes para un
automóvil".
"En mi opinión, están entrelazados e
interconectados y estos tres deben entenderse juntos. Los datos son el
recurso sobre el cual se fundan las empresas modernas y se las reconoce
cada vez más como estratégicamente importantes. Esta información se
vuelve más valiosa si es accesible a escala, y si las empresas pueden
analizarla de manera efectiva e innovar utilizando ecosistemas de la
nube. Finalmente, una vez que los datos son accesibles y analizables,
existe a necesidad de industrializar este análisis de datos dentro de
procesos comerciales valiosos con la ayuda de la inteligencia
artificial", ha añadido.
A juicio de este experto en desarrollo de
sistemas que ha trabajado para instituciones públicas, empresas de
distintos sectores o el CERN, el desafío principal implica pasar de una
organización como centro de las cosas a un ecosistema extendido basado
en la nube. Sobre las dudas de los empresarios a acometer estos cambios,
lo ve comprensible: "Vacilar puede ser bueno: la industria de la
tecnología a menudo se mueve por tendencias y la primera empresa en
adoptar esas herramientas no siempre es la que gana. Creo que la
cuestión clave es realmente comprender la propuesta de valor de su
negocio y luego aprovechar la transformación digital para mejorar o
cambiar esa propuesta de valor". Y ha recordado que la estrategia es
importante y que debe estar basada en una comprensión muy clara de la
economía digital para que no se repita lo sucedido a Blockbuster,
Kodak...
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